DUDA
El amor es un gran enigma, que sorprende a quién atrapa
10 de abril de 2009
Llueve.
Llueve lenta y plácidamente,
sin ánimo de parar.
Todo afuera
luce mojado, pues el agua se deja
caer sobre el asfalto de la calle desde hace ya horas.
El
cielo se tiñó de un gris azulado y la ventana de mi cuarto se ve salpicada de
gotas de lluvia, de la misma manera que mi alma se ve salpicada de grandes
dudas.
También
llueve en ella, en mi alma., pero no desde hace horas sino desde hace ya dos
meses largos... es decir desde tu ausencia.
Es por esta ausencia tuya, larga y triste por los que mis
temores crecen y se intensifican amargamente.
Pienso en tu olvido, lo siento, lo auguro ¿quizás tú no?
Y es que, a pesar de
tus largas llamadas, sueño tu adiós, un adiós eterno, dormido en el tiempo.
Y ocurre también que mis dudas se acrecientan aún más cuando
escucho tu voz, porque la siento lejos, escasa de emociones y sentimientos.
Escribo esta carta porque las letras
parecen esclarecer las turbias promesas realizadas a medias. Me permiten encontrar y expresar esos ocultos
temores que las palabras verbalizadas a
veces esconden. También manifiestan
aquellas necesidades
internas que aún sin pensar, mis
dedos imprimen en este papel que ahora presiono con esa pluma producto de tu obsequio, sabiendo de mis deseos de
escribir.
Deseos que solo dos
almas gemelas y unidas consiguen adivinar con el tiempo. Deseos cosidos con
hilos de una intimidad que ahora
presiento ausente.
Llueve, lo sé, pero
también sé que un tras la lluvia vendrá
la claridad, el sol y escampará. Y todo
se verá más claro y nítido. Ya no miraré desde mi ventana como el agua
cae, sino que volaré a la calle, para disfrutar del nuevo día y de su brillante luz. Y quizás,
tal vez... no sé, mis dudas se desvanezcan como arena entre los dedos y tu olvido me parezca un mal sueño. Y tu
ausencia ya no lo será más porque
volverás. Y esta carta que ahora escribo solo servirá para desahogar una vez más mis tormentosas dudas, como
tantas otras lo han hecho antes, y que
ahora reposan lánguidas sobre mis libros
a la espera de su viaje o de su probable destrucción.
Aquel día que decidimos juntos tu marcha
para labrarte un futuro....el nuestro, se fue una parte de mí
contigo y si no vuelves estaré
incompleta para siempre. Por eso sé que regresarás, para que así puedas
devolverme esa parte que te llevaste y sin la que no puedo vivir. Para que así,
unidos y completos los dos, empecemos de nuevo nuestro rumbo, sin lejanías, sin dudas....
P.D. El olvido es eterno, solo el recuerdo permanece.
©Concha González.