LA VIDA
Ahí siempre.
En primera línea de fuego, sacando pecho.
Entereza revestida de una irrealidad abierta, descarada, cercana al desdecoro, rozando el bello arte de la magnitud descomprimida, fiel a los fieles cánones de su época ilimitada ...
ahí está, ahí es siempre.
Siempre.
Qué incipiente letra abecedal conducirá sus adeptos camicaces.
Cuál será el real significado que su nombre inspira.
El letargo de su simiente desperezará algún día su lucha, sucumbirá al letal sueño de Blanca nieves
practicando el obstinado beso que asfixie al deceso.
Nosotros, todos,
carecemos de su empeño, pero nosotros, todos, somos la esperanza
que sostiene su nombre,
el corte de su traje inacabado;
somos relevistas de una misma carrera
en distintos tramos
con distintos rasgos.
Nosotros, todos,
asidos a la certidumbre de su finitud,
asidos a su infinita incertidumbre, jugamos el juego con la falsa obediencia
del condenado a muerte
porque
porque
en caso contrario
nada seguiría como siempre.
©Concha González
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